¿Te parece que tu hijo no come bien? Esto te puede interesar.

Anuncio de Gerber 1947
Anuncio de Gerber’s Baby Foods

En 1947 el dibujo de una bebé se hizo famoso como imagen de una marca de alimento infantil y fue su logo durante muchos años. Tantos que quedó guardada en el imaginario de varias generaciones de mamás y abuelas que quisieron tener bebés así, de cara redonda y mejillas grandes. Después de todo, eso es sinónimo de salud y bienestar porque es lo opuesto a un niño flaco y desnutrido. ¿O no? ¿Hemos exagerado en la ansiedad por alimentar a los niños?

Los pediatras sabemos lo frecuentes que son las preocupaciones acerca del peso y más de una vez nos hemos topado con algún gesto de desaprobación de mamás y abuelas cuando les decimos que su hijo/hija/nieto/nieta tiene un peso adecuado, porque están convencidas de que no come bien. Recientemente, también sumamos la preocupación por la talla (estatura), queremos  niños y niñas altos y tienen que comer bien para crecer, ¿cierto?  Al mismo tiempo, cada día hay más niños y adolescentes obesos con serios problemas para regular su alimentación, con malos hábitos y que –paradójicamente- tienen pubertades más tempranas, con estirón puberal más corto. Si te parece que estas dos ideas están relacionadas, probablemente tengas razón.

La lucha contra la desnutrición

Dr. Federico Gómez Santos, pionero de la pediatría en México y América Latina
Dr. Federico Gómez Santos, pionero de la pediatría en México y América Latina

En 1946, un año antes de que se conociera el lindo dibujo de la bebé, el Dr. Federico Gómez Santos -pionero de la pediatría en México y en América Latina- publicó su clásico artículo en el que definía la desnutrición y la clasificaba, un hito en la historia de la pediatría. Durante los años siguientes, dentro de su prolífica carrera científica, demostró que en los niños existía una relación entre un grado más severo de desnutrición y un mayor riesgo de morir. Su generación y las siguientes se encargaron de esparcir la voz e iniciaron una campaña contra la desnutrición que dura hasta nuestros días y que ha logrado permear muy dentro del inconsciente colectivo de pediatras, padres y abuelos.

Esta dispersión de información por todo el país y su transmisión entre generaciones ha mejorado significativamente la calidad de vida de millones de niños, que han llegado a ser adultos más saludables y sin el lastre que significó la desnutrición para sus antepasados. Pero hoy nuestro país no es el de 1946, ni tampoco el mundo es el mismo. La desnutrición persiste en las rancherías lo mismo que en regiones aisladas y en las zonas marginales de las grandes ciudades, pero el porcentaje de niños que lo padece no es siquiera cercano al de hace 60 ni 40 años.

Pero algo salió mal. En un punto el mensaje se trastocó, como un teléfono descompuesto. Prevenir la desnutrición se convirtió en engordar a los niños a cualquier precio y nos estalló una bomba en las manos llamada obesidad y diabetes.

Crecer no es lo mismo que engordar

La sabiduría popular dice que hay que comer bien para crecer. La ciencia nos dice que eso sólo es enteramente cierto durante los dos primeros años de vida. A partir de entonces, los niños son mucho más resistentes a ingerir cantidades menores de alimento sin sobrepasar un umbral crítico, y pueden seguir creciendo.

Durante los dos primeros años de vida, la nutrición es la influencia principal en el crecimiento. A partir de entonces y el resto de la niñez, el aumento de talla es regulado principalmente por la hormona de crecimiento. Y finalmente, con la aparición de la pubertad, la hormona de crecimiento y las hormonas sexuales contribuyen a la regulación del crecimiento.
Durante los dos primeros años de vida, la nutrición es la influencia principal en el crecimiento.
A partir de entonces y el resto de la niñez, el aumento de talla (estatura) es regulado principalmente por la hormona de crecimiento.
Y finalmente, con la aparición de la pubertad, la hormona de crecimiento y las hormonas sexuales contribuyen a la regulación del crecimiento.

¿Comer más nos hace crecer más? Sólo si tenemos los genes adecuados.

La mejoría general en condiciones de vida de la población en muchas partes del mundo durante los últimos 50 años nos ha enseñado una lección importante: Quienes tienen los genes correctos crecen más cuando se les alimenta mejor. La población del norte de Europa, notablemente los Holandeses, han ganado varios centímetros por generación en las últimas décadas. Quienes tienen los genes equivocados o, podríamos decir desfavorables, en vez de crecer se vuelven obesos. Lamentablemente estos últimos predominan en la mayor parte de la población nativa de América y por ende quienes somos producto del mestizaje, tenemos más tendencia a engordar que a crecer.

De 1955 a 1997 el promedio de talla en Holanda aumentó 8 cm para hombres y 7 cm para mujeres, atribuido a una mejora en la nutrición.
De 1955 a 1997 el promedio de talla en Holanda aumentó 9 cm para hombres y 8 cm para mujeres, atribuido a una mejora en la nutrición. Hoy son el país más alto del mundo.

Es más importante la talla que el peso

Resultado de todo lo anterior, es más importante seguir estrechamente la talla que el peso. Un niño puede tener un cuadro de diarrea y una niña una faringitis; ambos dejan de comer por unos días y pierden un poco de peso pero lo recuperarán. Pero un niño no debe dejar de crecer y si lo hace, debe recuperarse pronto o de lo contrario estamos verdaderamente frente a un problema.

Perlas de sabiduría

  • Nutrir con cariño

La mamá que le dice a su hijo o hija “no te levantas de la mesa hasta que termines de comer” con demasiada frecuencia es la que tiene problemas para controlar su peso y repite en el consultorio “es que no puedo dejar de comer». Los aspectos emocionales salen del enfoque de este artículo pero siempre es importante recordar la necesidad de separar la comida de las emociones. La comida no debe ser un premio ni un castigo.

  • El tamaño de las porciones, la frecuencia de la alimentación y el metabolismo de los niños.

De igual forma, la mamá que se queja porque su hijo o hija “casi no come” con demasiada frecuencia es la misma que tiene problemas para controlar su peso y repite en el consultorio “no sé por qué no bajo de peso si casi no como” El estómago de los niños es mucho más pequeño que el de los adultos y sus porciones también debe serlo, además de que necesitan comer con mayor frecuencia. Obligarlos a comer porciones demasiado grandes es una mala idea, todo niño sano tiene una regulación de su apetito que tiene relación con lo que cabe en su estómago y también con la energía que gasta.

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Esto es, un día la familia sale de día de campo y el niño pasa horas corriendo. Tal vez ese día no haga mucho caso de la comida pero es probable que los días siguientes tenga más apetito del normal. En cambio si pasa días encerrado en casa, habitualmente tendrá menos hambre y en consecuencia comerá menos. La evolución nos ha dotado de mecanismos de autorregulación a los que solemos decir «la naturaleza es sabia». Sobrealimentar o forzar a cualquier niño rompe esta necesaria conciencia de sus necesidades y con frecuencia se encuentra aquí el orígen de numerosos trastornos de alimentación.

  • Medicamentos o vitaminas para estimular el apetito o complementos alimenticios

Ante la dificultad para alimentar a algunos niños, se ha desarrollado una serie de medicamentos orexígenos (estimuladores de apetito) que tratan de aumentar la ingesta de alimentos. Tienen indicaciones precisas para ciertos trastornos de la conducta alimentaria, pero no son para todos los niños que no comen ni se debe abusar de ellos. El mismo caso con las “malteadas” o «batidos» nutritivos como complemento de la alimentación. Están indicados para niños que no pueden asimilar alimentos por enfermedades específicas o en periodos particulares en los que los niños comen poco pero es una mala idea tratar de reemplazar una comida en un niño sano con uno de ellos o darlo como “postre”.

Algunos mitos comunes

Las manchas en la cara («jiotes») son sinónimo de anemia: Falso, esta condición se llama Pitiriasis Alba y es causada por el sol. La solución no es hierro o vitaminas sino bloqueador solar.

Está panzoncito/a, ha de tener lombrices: Aún se presentan las parasitosis intestinales, pero con menor frecuencia que hace algunos años. Esa pancita es más probable que aparezca por un sobrepeso que está iniciando.

Que se coma aunque sea un queso petit suisse*: Aunque hay muchos alimentos que tienen gran valor nutricional como los lácteos, ningún alimento solo puede reemplazar una alimentación balanceada. Existen alimentos «fáciles», como salchichas, barritas, nuggets, etc. que con frecuencia son más fáciles de aceptar que las verduras o una pieza de fruta, pero siempre cabe preguntarse ¿esto realmente le nutre?.

Como padres somos responsables de la alimentación de nuestros hijos, eso que comen hoy son los ladrillos del cuerpo que tendrán de adultos. No queremos que sean materiales de mala calidad, falsos, ni rápidos pero tampoco en exceso. Al final, ¿es eso lo que queremos para ellos y para nosotros?

Eres lo que comes. Así que no seas rápido, barato, fácil o falso.
Eres lo que comes. Así que no seas rápido, barato, fácil o falso.

En conclusión, siempre es mejor apostar por la calidad que por la cantidad de alimentos que ingieren nuestros niños. Y sin olvidarnos del peso, puede ser más importante vigilar la talla y realizar al menos una revisión anual con el pediatra.

Dr. Miguel Ángel Guagnelli

Tengo una presentación en prezi que uso para dar conferencias en escuelas y está disponible aquí.

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