Mucho de lo que culturalmente consideramos como viril –la estatura, la musculatura, el vello facial, la voz gruesa e incluso la agresividad- prácticamente están ausentes durante la infancia y se adquieren durante la pubertad. En las niñas la pubertad implica cambios físicos internos (la capacidad de reproducción) y externos (caracteres sexuales secundarios como crecimiento de pechos y ensanchamiento las caderas). Pero en el hombre estos cambios son primordialmente externos, lo que los vuelve más fáciles de valorar en un niño que se convierte en adulto joven.
En este espacio ya hemos hablado de la pubertad y la adolescencia previamente en niñas, retomo un par de conceptos:
Adolescere significa crecer en latín, de ahí el nombre, no de adolecer –carecer– como se cree con frecuencia. En general el uso actual de este término se refiere al aspecto psicológico y social de esta etapa. Pubertad en cambio es la aparición de vello púbico, y este término se refiere a la dimensión física de esta etapa, el tránsito en cuestión de unos años de un cuerpo infantil al adulto, con la adquisición de la capacidad de reproducción.
Al igual que en las niñas, en los varones prácticamente desde el nacimiento, la maquinaria reproductiva está lista para funcionar, sólo que con el freno puesto. En algún punto entre los 9 y los 14 años en los varones comienza el proceso de maduración. Esta es una secuencia bien definida, y con una serie de pasos predecibles, no algo que sucede de un día para otro. Si llega a presentarse antes de los 9 años, estamos hablando de pubertad precoz y necesariamente debe valorarse.

Los testículos de un bebé y un niño son pequeños y esencialmente están inactivos hasta el inicio del desarrollo puberal en el que deben adquirir la capacidad de producir dos cosas: testosterona y espermatozoides. Una ventaja de la pubertad en niños es que los testículos al poderse palpar directamente se pueden medir por medio de un vernier o un orquidómetro (un instrumento que recuerda un rosario con óvalos de madera de diferentes tamaños). Sabemos que, por ejemplo, cuando tienen un volumen menor a 3ml son infantiles, entre 4 y 5 es el inicio de la estimulación por la hipófisis y a los 6 ya están en plena pubertad y comienzan a producir testosterona.
Esto se traduce en la aparición de vello alrededor de pene y en el escroto, y con el inicio del crecimiento del pene.

La testosterona es una hormona sorprendente, la producen los testículos ante las señales de la hipófisis y tiene efectos a múltiples niveles en el cuerpo. Entre ellos es capaz de aumentar la masa muscular y ósea, ensanchar la laringe para engrosar la voz, estimular la producción de grasa en la piel –con lo cual es responsable del acné- y la aparición de vello facial. Estos efectos dependen de la cantidad de testosterona y de la sensibilidad de cada persona, pero incluso puede tener efecto en las neuronas y causar comportamiento agresivo, o en la piel cabelluda y causar calvicie.
Uno de los cambios más notables en la pubertad es la suma del efecto de la hormona de crecimiento (producida por la hipófisis), de la testosterona y de un estado de nutrición óptimo. Se trata del estirón o brote de crecimiento puberal, este tiene lugar predominantemente –pero no únicamente- en el cartílago de crecimiento que está en los extremos de los huesos largos. El efecto puede ser tan notable que durante algunos periodos los niños llegan a crecer hasta un centímetro al mes, algo que sólo sucede en este periodo y durante el primer año de vida, una oportunidad única para el crecimiento. La testosterona y su potente estimulación al hueso en este periodo hace que en una pareja de hermanos, niño y niña, con los mismos padres, el niño generalmente sea más alto que la niña.
Como padres, ¿Qué es necesario vigilar durante la pubertad de un niño?
- Pene pequeño: Un motivo frecuente de consulta es la sospecha de que el pene de un niño es muy pequeño o no parece crecer. Siempre es necesario valorar, ya que si existe algo llamado micropene y puede hablar de alteraciones genéticas, pero en general lo más común es el llamado pene enterrado, es de tamaño esperado para la edad, pero está rodeado de un cojinete de tejido adiposo (graso) que lo hace ver pequeño.
- Acné: Cada tipo de piel tiene distinta sensibilidad a la testosterona y producirá grasa de diferentes formas, al igual que cada piel tiene su propia flora, es decir, bacterias que normalmente viven sobre ella. Algunos chicos presentan acné muy severo, especialmente durante el pico de crecimiento, que puede llegar a dejar cicatrices permanentes. No es recomendable alterar los niveles de testosterona ya que podrían comprometer tanto el crecimiento como la maduración, pero en algunos casos el exceso de insulina puede empeorarlo y controlarla puede ayudar en su tratamiento, además de que es una buena idea acudir con alguien especialista en dermatología.
- Estirón puberal incompleto: Por la misma razón que el cuerpo de cada persona tiene diferente sensibilidad a las hormonas, algunos chicos no hacen un verdadero estirón puberal y su talla proyectada llega a ser de 10 hasta 20 cm menor de lo esperado porque nunca logran esa aceleración en su velocidad de crecimiento. Sabemos poco acerca de por qué sucede, pero con un seguimiento estrecho desde el inicio de la pubertad es posible detectarlo y manejarlo a tiempo. Cuando un niño ya ha dejado de crecer a los 15 o 16 años, es probable que sus cartílagos de crecimiento se hayan cerrado y las posibilidades de modificar la talla ya se hayan terminado.
- Pubertad tardía: En general, los niños deben empezar a tener sus primeros cambios a más tardar a los 14-15 años, tomando en cuenta que la edad a que sus padres tuvieron la pubertad tambien influye en la edad en la que se presenta en los hijos. Si a los 14 años no han aparecido, es importante valorar la posibilidad de pubertad tardía o retrasada, que puede hablar de alguna enfermedad subyacente y necesitar tratamiento.
¿Es cierto que los hombres crecen hasta los 21 años?
Este es un mito muy común y lamentablemente causa que muchos chicos no reciban una atención adecuada. En general podemos decir que mientras más temprano un niño inicie la pubertad, también más pronto dejará de crecer. Por ejemplo, niños llamados «maduradores tempranos» empiezan con los cambios de la pubertad a los 10 años (aproximadamente 5to de primaria) y probablemente a los 13 y medio o 14 años (2do o 3ro de secundaria) dejarán de crecer. En el otro extremo, hay niños «maduradores tardíos» que mantienen un ritmo de crecimiento sin cambios hasta los 14 o 15 años y hasta entonces presentan la pubertad y el estirón. Ellos con frecuencia llegan a crecer hasta los 18 o 19 años (rara vez más tiempo). Ambos casos son extremos de una variedad de patrones de maduración, con muchas variedades intermedias. Pero no es válido pensar que todos los hombres crecen hasta los 21, si antes hay dudas sobre el crecimiento, es mejor consultar.
En todos los casos es recomendable hacer una valoración por parte de un endocrinólogo pediatra al principio de la pubertad, particularmente por el tema del crecimiento. Con demasiada frecuencia llegan a consulta chicos que no tuvieron un estirón adecuado y acuden cuando no hay muchas alternativas para ayudarlos, algo que resulta muy frustrante para él y su familia. Si se detecta a tiempo, existen tratamientos que pueden ayudarles a mejorar su crecimiento y lograr una talla mayor.
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