Dormir es uno de los grandes placeres de la vida, una buena noche de sueño nos reanima y puede hasta cambiar nuestra perspectiva de la vida. Dormir es gratis, nadie puede hacerlo por nosotros, y la falta de un descanso adecuado puede ser muy disruptiva en nuestra vida.
Sueño necesario
Además de los evidentes efectos que tiene la falta de sueño en el ánimo y capacidades mentales, desde hace unos años se estudia el efecto del insomnio y la disminución del tiempo de sueño en la fisiología del cuerpo.
Todo empezó con la apnea del sueño (Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño o SAOS), eso que pasa cuando el ronquido nocturno evoluciona a una obstrucción total de las vías aéreas que causa un «pequeño ahogamiento» con disminución de oxígeno en la sangre. Esto causa que el cerebro despierte aunque la persona no se percate, rompe el patrón de sueño profundo e impide un descanso adecuado. Cuando alguien muestra unas profundas ojeras pese a haber dormido más de 6 horas, se sospecha de que presente SAOS.
Este síndrome se ha relacionado con hipertensión, riesgo de muerte cardiovascular e incluso recientemente, con mayor riesgo de desarrollar diabetes. No sólo el cerebro descansa durante la noche, también hay hormonas que se secretan durante el sueño y la misma hipoxia (falta de oxígeno) durante las pausas respiratorias afectan el metabolismo.
Pero yo no ronco…
La línea de pensamiento se ha extendido hacia la gente que duerme bien pero poco, duerme menos de lo que necesita y, -por supuesto- quienes trabajan de noche.
Es sabido en muchos círculos, como el de las enfermeras o de obreros de la construcción, que al pasar al turno de la noche se tiende a aumentar de peso y al estudiarse el trabajo durante el turno nocturno o con cambios de turno se ha relacionado con las tasas más altas de diabetes tipo 2, ataques al corazón y cáncer, como muestra un estudio reciente realizado en el Centro de Investigación del Sueño en Surrey (Reino Unido).
Al parecer el ritmo circadiano (día-noche) debe sincronizarse con el de sueño-vigila para mantener la regulación de hormonas como la leptina (que suprime el apetito), la adrenalina y el cortisol. Se ha estudiado a trabajadores que mantienen turnos nocturnos y se encuentra una disrupción importante de su metabolismo que se compensa sólo parcialmente cuando llegan a dormir el mismo número de horas durante el día. Se estima que hasta 6% de nuestros genes se regulan con el ciclo circadiano y al tener estos cambios de turno o falta de sueño, prácticamente la totalidad de estos se alteran. Por eso nos sentimos tan mal con el desvelo y con el jet lag, es como tener decenas de relojes en la casa que se sincronizan automáticamente con la luz del sol, pero al alterar el patrón de sueño, empiezan a moverse los minuteros hasta que los cucus y las campanas suenan sin ningún órden.
Aún más, el sueño puede tener una relación directa con la cantidad de grasa visceral (no la que está debajo de la piel, sino dentro del abdomen, la que más aporta en cuanto a riesgo cardiovascular). Siguiendo a un grupo durante 6 años, un estudio auspiciado por el Instituto de Investigación de Canadá encontró que la falta de sueño en general se relaciona a largo plazo con aumento de este tipo de grasa. Pero, buenas noticias, cuando se regresa a dormir la cantidad necesaria, esa grasa puede disminuir.
Dormir bien en familia
El metabolismo de los niños es notablemente sensible a la falta de sueño, un estudio recientemente publicado en JAMA Pediatrics mostró que sacar la tele del cuarto en el que duermen los niños, les ayuda a controlar su peso. ¿Cómo? Logrando que duerman más temprano. Para aportar más datos, en otro estudio realizado en la Universidad de Illinois, se encontró cuando toda la familia duerme temprano y tiene un hábito de sueño regular, los niños parecen protegerse de la obesidad. Es decir, no sólo se trata de roncar, tener apneas o trabajar de noche; la higiene de sueño que incluye la regularidad en la hora de dormir y las horas de sueño, tiene influencia en el metabolismo. Me hace pensar en mucha gente que se duerme hasta tarde en la computadora, la televisión o con el teléfono móvil en la mano.
Dr. Miguel Ángel Guagnelli